Danzaba sobre el tiempo.
Danzaba sobre calzado de goma y tela verde. Sobre asfalto y charcos.
Danzaba sobre el tiempo. Entre el pasado y el futuro. No ve el presente.
Ciego conocedor de que el mundo tiene color. Pero solo ve en monocromo.
Una urraca de seis ojos y cuatro alas robó toda la gama cromática.
Alimento con un color a cada uno de sus polluelos. Y el danzó bajo el nido.
Una niña con lentes y prismáticos descubrió su secreto.
El ritmo. El baile. El tiempo. La sonrisa...
Todo era parte del cuento. Si todo fuese teatro ella sería parte del atrezzo.
Y detrás de toda la mentira encontró la verdad. Corrió la cortina roja.
Camino a pies descalzo sobre su realidad.
Sobre una alfombra verde de hierva encontró un mundo lleno de color.
Con fauna y flora. Encontró alegrías alegres y tristezas tristes.
Y el tiempo...el tiempo...el tiempo no estaba.
Porque dentro de el no había ni pasado ni futuro. Solo vivía el presente.
Pero el danzaba. Danzaba sobre el presente.
Danzaba.
